El impulso de cada persona al exceso de trabajo es único, y hacer demasiado adormece las emociones de cada adicto al trabajo de manera diferente. A veces, el exceso de trabajo adormece la depresión, a veces la ira, a veces la envidia, a veces la sexualidad. O la trabajadora excesiva se hace a sí misma desordenada en una carrera por llamar la atención.