El pasivo, en contabilidad financiera, recoge las obligaciones impuestas por la financiación facilitada por un acreedor y representa lo que la persona o empresa debe a terceros y tiene que pagar o devolver, habitualmente en cuotas y períodos establecidos. El pasivo lo constituyen los pagos a bancos (por créditos y préstamos), proveedores, impuestos, salarios a empleados, etcétera. El pasivo suele pagarse o devolverse mediante periódicamente, cuando es un crédito mediante amortización también periódica. Un préstamo hipotecario es un pasivo. [2]
El activo comprende los bienes y derechos financieros que tiene la persona o empresa.