El aburrimiento es un estado reactivo de la emoción que interpreta la condición de su ambiente como tedioso debido a los estímulos repetitivos, inexistentes o tediosos. El aburrimiento se deriva de la falta de cosas interesantes para ver, escuchar o hacer (física o intelectualmente) cuando se está en el estado de ánimo de «no querer no hacer nada o no tener ganas de No hacer algo».
Aburrimiento (latín: ab– prefijo «sin», horrere «horror»)[2] es la existencia desprovista de sentido, cuando ya no queda nada por perder, nada a que temer. Ejemplo de su uso en el siglo XIV: «mas los enemigos eran assi abroso de morir».[3]