Debo agradecer a mi buen amigo Nigel Brennan. Su fuerza de carácter en medio de las dificultades extremas me inspiró durante los días más oscuros. A pesar de nuestra separación, siempre se las arregló para encontrar pequeñas formas de recordarme que hay caballeros en el mundo, incluso cuando estaba rodeado de todo lo contrario.