Mantenga el corazón y la mano en su posesión hasta que vea una buena razón para separarse de ellos, y si tal ocasión nunca se presenta, consuele su mente con esta reflexión: que, aunque en la vida de soltero, sus alegrías pueden no ser muy numerosas. , tus penas, al menos, no serán más de las que puedas soportar.