Dos palabras guiaron la realización de ‘Babel’ para mí: ‘dignidad’ y ‘compasión’. Estas cosas normalmente se olvidan en la realización de muchas películas. Normalmente no hay dignidad porque los pobres y desposeídos en un lugar como Marruecos son retratados como meras víctimas, o los japoneses son retratados como caricaturas sin humanidad.