Mi hermano mayor y yo leemos todo el tiempo. Mi padre leía, pero solo lo relacionado con la religión. Un año, nos leyó en voz alta una serie de historias que se llamaban algo así como ‘365 Historias’. Siguieron a una familia durante todo el año, una página al día. Se trataba de niños con problemas simples, como una rueda que se cae de la bicicleta.