¿Bill Clinton ha inspirado el idealismo en los jóvenes, como él mismo se inspiró en John F. Kennedy? ¿O realmente ha reducido su idealismo? Seguramente parte de la respuesta radica en el lapsus moral personal de Clinton con Monica Lewinsky. Pero más importante fue su pecado de omisión: su fracaso en abrazar una causa moral más allá de la popularidad.